El Presidente quien hablaba en ese momento sobre los casos escandalosos de discrecionalidad en algunas entidades, tuvo que parar su discurso para escuchar los reclamos de dos chicos y una mujer.
En las pancartas se leía qué pasó con los 80 mil muertos, cuántos miles en la estela de luz. Por eso el Presidente Calderón, entre los gritos de “asesino, asesino”, les dijo que con gusto platicaría con ellos y les aseguró que toda la información está disponible y con total
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