Tras unas primeras preguntas el día de la muerte de su famoso paciente, la Policía de Los Ángeles ha indicado su deseo de seguir ayer interrogando al médico, pero con insistencia en que por ahora no se le considera sospechoso de nada. Aun así, los detectives a cargo de esta pesquisa se han incautado del BMW que el galeno tenía aparcado en la residencia temporal de Michael Jackson. Según una portavoz policial, el vehículo «podría contener medicamentos u otra evidencias para que los forenses determinen la causa de muerte».

El doctor Murray, que ya se ha procurado un abogado, dispone de las requeridas licencias médicas para practicar en California, Nevada y Texas. Aunque no constan acciones disciplinarias en su historial, diversas informaciones apuntan a graves problemas económicos. En 1992 formalizó un proceso de bancarrota en California. Y ha sido sometido a múltiples embargos por deudas fiscales y juicios civiles, con números rojos estimados en varios cientos de miles de dólares.
El cardiólogo, de 56 años y natural de la isla de Granada, se licenció como médico en 1989 por una universidad de Nashville. Y, supuestamente, entró en contacto con Michael Jackson el año pasado, cuando le trató de un catarro en Las Vegas, donde Murray regenta su propia consulta.
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