En los últimos días me he dado a la tarea de visitar algunas concesionarias automotrices (de las que todavía están resistiendo el vendaval) bajo la creencia (¡eso pensaba yo!) de que ante la brutal caída en las ventas habrían algunas oportunidades de compra a buenos precios y facilidades de pago que, en épocas normales, generalmente no se dan.
¿Cuál fue mi sorpresa?. Como decía mi abuelo, ¡qué va! Nada de eso. De hecho de las siete concesionarias que visité de diferentes marcas (Mazda, Chrysler, Ford, Volkswagen, Honda, Nissan y Toyota) prácticamente ninguna me ofreció algún precio especial, alguna facilidad financiera o bonificación extraordinaria a las ya acostumbradas (especialmente en las marcas japonesas o europeas). Es más, en un par de ellas (de las que no me quiero acordar su nombre) los vendedores que me atendieron —bastante bien adiestrados por sus áreas de mercadotecnia por cierto— se dieron el lujo de darme una breve disertación de por qué su empresa no sólo no está en crisis, sino incluso que sus ventas se han comportado normalmente (es decir “al alza”) y que ellos ni siquiera se han enterado que exista algo que se llama “crisis” (¡estuve a punto de pedirles trabajo!).
Qué diferente a lo que ocurre en otros mercados. Al ingresar a la página de General Motors en Estados Unidos (www.gm.com) lo primero que veo es un letrero grande que dice: “Owner appreciation”, un certificado de descuento para clientes que va de mil a 2 mil 750 dólares por adquirir un vehículo nuevo. Pero además, se ofrece un bono adicional en efectivo que puede ir de los 500 a 3 mil dólares dependiendo del vehículo. En total, descuentos en efectivo que suman hasta 5 mil 500 dólares para los vehículos de lujo. Y, claro, además de los descuentos, están las facilidades de pago en la mayor parte de los coches a 60 meses sin intereses para clientes que califiquen. ¡Envidia! Allí sí que los vendedores están conscientes de su crisis y te atienden como rey.
Claro que yo en México, como el chinito, me quedé nada más milando
SAMUEL GARCÍA
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