lunes, 17 de septiembre de 2012

El mexicano no sabe soñar

Cuando estaba en secundaria, hace varios ayeres, recuerdo que acababa de salir el iPod. Era una caja blanca, con un disco en la carátula que hacías girar para seleccionar las opciones en una pantalla en B/N que tenías que poner a la luz solar para ver. Era pesado, con capacidad de unas 300 canciones. Era la moda entre mis compañeros, muchos venían de escuelas de paga y por ser revoltosos terminaban en la clásica secundaria Federal ##. Yo siempre fui el chavo que se actualizaba en noticias, me sorprendía los avances de las misiones futuras a Marte, los nuevos gráficos del nuevo Xbox360 y las noticias innovadoras sobre una nueva forma de energía. Tenía mi bolita de amigos y platicábamos todo esto. Era obvio que tenía la fama del “cuentista” y “loco”, contando a todos los avances imaginarios que nunca llegarían a México.
Un día, los clásicos jodones del grupo (siempre se juntan en bolita, como una especie ‘superior’) escuchaban del iPod. Yo siempre fui algo reservado, así que era una víctima perfecta. Se me acercaron y me preguntaron a manera de chingar: “oye, ¿y es cierto que existe el iPod con cámara?”. Contesté: “No sé, pero sería una gran idea”. Todos se rieron, se burlaron, me mentaron la madre y finalmente uno de ellos dijo: “¡Eres muy pendejo! ¿Cómo le van a poner cámara a un reproductor de música? Idiota!”. Y se alejaron riéndose.
Pasaron muchos años y ahora un iPod básico cuenta con cámara y reproductor de música, además han adquirido una serie de aplicaciones para muchas necesidades que nunca imaginé. Y no sólo el iPod, ahora hay iPhone y una gama de celulares modernos que cuentan con estas tecnologías. Mi idea “pendeja” resultó ser el pan de cada día de todos esos idiotas que me tacharon de loco.

Ese es el problema de México: la gente no sabe imaginar, no sabe soñar. Están limitados a lo que llega de afuera y se adaptan. Tenemos la fama de que somos inteligentes, y a todos nos consta. Si encontramos una forma inteligente o astuta de no trabajar, o trabajar menos, lo hacemos. ¿Ven? Somos inteligentes, sólo que algunos la utilizan para mal.
Tenemos un problema de educación y entendimiento de los otros. En las escuelas prefieren educar a los niños diciendo “5 + 5 = 10″. ¿Y para qué sirve eso? Y matemáticas es un decir, porque también tenemos la aburridísima materia de Geografía y ni se diga de la historia de México: la materia mas aburrida de todas… Pero no lo son, de hecho leer la historia de México es muy rica en información, tenemos una variedad de temas, lugares, personajes, que muchos otros países envidian. En lo personal, tuve maestros pésimos para esta materia, pero sólo uno de ellos me enseñó su valor: mi papá. Solía platicarme las hazañas de los héroes, incluso me pintaba el panorama durante las guerras y las decisiones de los generales ante las cosas, o sea, el por qué de los eventos. Siempre sacaba 10 en historia. incluso les hacía preguntas a los profesores y me daban la vuelta para no contestarla. Pero yo aprendí Historia diferente: la imaginaba, era una película en mi mente.
Sin embargo, no sabemos soñar ni imaginar porque estamos acostumbrados a que todo nos lo dan hecho y somos flojos para buscar algo nuevo. Y lo peor de todo es que lo sabemos y lo ACEPTAMOS. Si les preguntara cómo describirían a una señora de barrio con educación hasta la secundaria, ¿qué contestarían? Seguramente “tiene 2 hijos traviesos, su esposo es panzón y toma cerveza, se la pasa viendo telenovelas de 5 a 9 de la noche (y se parece a doña Florinda)”. Apuesto que muchos conocen la figura de doña Florinda, entienden rápidamente el chiste.
Otro problema en México es la televisión, que ha jugado un papel fundamental en México. Ese es un problema masivo en el país, porque esperamos nuestra ración de “cultura” y “diversión” todas las tardes. Esto ha ocasionado últimamente una serie de críticas, que es evidente entre las diferentes culturas mexicanas. Vivimos una transición de emociones y mentalidades, que son tan radicales que estamos cambiando de época. Podría decirse que casi es un choque generacional, debido a las nuevas tecnologías; mientras vivimos un choque cultural, que debido a estas tecnologías causa que los “viejos” simplemente no aceptan las ideas de los “jóvenes”, les parece locas, radicales o de mentalidad inmadura. Lo podemos ver claramente con lo de las elecciones recientes: “los jóvenes son unos locos que quieren quitar a un presidente no legítimo. ¿Que no saben que con el sistema no se puede?”. Pues que se puede se puede, pero se cierran a esta idea de “el sistema”.
Entonces, ¿soñar es de locos? O la pregunta es: ¿soñar es de locos en México? Ese es nuestro mayor problema, el que nos divide como compatriotas, algunos sueñan y otros se quedan. Y aquel que tiene grandes ideas termina en otros países:
1. La televisión a color.
2. Las baterías a fuente de agua.
3. Los estudiantes fundadores, cuando trabajaban en Google fueron asesorado por Héctor García Molina (un mexicano)
4. La píldora anticonceptiva.
5. Concreto translúcido.
Etc. Etc. Etc. Podría enumerar muchos inventos y aportaciones de médicos, ingenieros, licenciados, incluso técnicos y gente sin preparación! Pero aquí, en México, aquel que sueña es un pinche loco, con ideas absurdas.

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